Comentario
Capítulo quinto
Del mal agüero que tomavan del chillido de la lechuza
Cuando alguno sobre su casa oía charrear a la lechuza, tomava mal agüero. Luego sospechava que alguno de su casa havía de morir o enfermar, en especial si dos o tres vezes venía a charrear allí sobre su casa, tenía por averiguado que havía de ser verdadera su sospecha. Y si por ventura en aquella casa donde venía a charrear la lechuza estava algún enfermo, luego le pronosticavan la muerte.
Dezían que aquél era el mensajero del dios Mictlantecutli, que iva y venía al infierno. Por esto le llamavan yautequiua; quiere dezir "mensajero del dios del infierno y diosa del infierno", que andava llamar a los que le mandavan.
Y si juntamente con el charrear le oían que escarvava con las uñas, el que le oía, si era hombre, luego le dezía: "Está quedo, vellaco oxihondido, que heziste adulterio a tu padre". Y si era muger la que oía, dezíale: "Vete de ahí puto. ¿Has agujerado el cabello con que tengo de bever allá en el infierno? Ante de esto no puedo ir". Dezían que por esto le, injuriavan de esta manera, para escaparse del mal agüero que pronosticava y para no ser obligados a cumplir su llamamiento.